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Este documento aborda cómo la falta de confianza se traduce en obstáculos reales para la participación significativa de las personas jovenes mostrando que, a pesar de la existencia de marcos normativos como la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, que reconoce a la juventud como un actor estratégico en el desarrollo, la realidad muestra que su participación sigue siendo limitada. Solo un 3,04% de parlamentarios en la región tiene menos de 30 años, reflejo de la escasa representación juvenil en los órganos de poder. Se propone que para mejorar la inclusión, es necesario no solo aumentar la representación juvenil en las estructuras políticas tradicionales, sino crear y fortalecer espacios alternativos de participación, especialmente en el entorno digital, donde las juventudes ya están liderando movimientos sociales y ambientales. |
