Autor institucional : | Banco Interamericano de Desarrollo |
Autor/Autores: | María Caridad Araujo, Florencia López-Boo |
Fecha de publicación: | Noviembre 2010 |
Alcance geográfico: | Regional |
Publicado en: | Internacional |
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Resumen: | La importancia de los primeros años para el éxito de las personas durante el resto de su vida se encuentra ampliamente documentada en la literatura. El cerebro humano crece más que en ninguna otra etapa de la vida durante la primera infancia, alcanzando el 80 por ciento del tamaño adulto en los primeros tres años de vida y el 90 por ciento en los primeros cinco años. Por esta razón, estos primeros cinco años son aquellos durante los cuales el aprendizaje se realiza con mayor facilidad que en ningún otro momento. De ahí que se trata de un período corto pero único durante el cual se puede estimular el potencial de las personas en ámbitos cognitivos y no cognitivos. Para ello, los niños necesitan atención, estímulos e interacciones adecuados, que les permitan desarrollar su potencial. No todos los déficits que se producen durante la primera infancia se pueden compensar más adelante y hacerlo tiene un costo sumamente alto. De ahí que los daños causados por estos déficits son, con frecuencia, irreversibles. Las inversiones en la salud, la buena nutrición, el desarrollo cognitivo y el bienestar emocional de los niños durante sus primeros años de vida contribuyen a igualar las oportunidades y por lo tanto, a reducir la marcada desigualdad que caracteriza a la región. América Latina y el Caribe es la región de mayor desigualdad en el mundo. Se ha documentado que una buena parte de esa desigualdad está determinada desde el nacimiento de una persona, por sus circunstancias familiares, sociales y económicas. En las condiciones actuales, ni el talento ni el esfuerzo son suficientes para poner a aquellos niños que nacieron en circunstancias de desventaja en condiciones comparables a las de los que tuvieron mejor fortuna. Los retornos a la inversión en aptitudes cognitivas y emocionales en la primera infancia son mayores que aquellos que se pueden hacer más adelante. Numerosos estudios han documentado que el desempeño económico de América Latina y el Caribe enfrenta una seria restricción en la baja productividad de la fuerza laboral de la región. En gran medida, esa baja productividad es el resultado de la mala calidad de los servicios públicos de salud y educación y de deficiencias en los entornos en donde se desenvuelven los niños. Una reforma estratégica de la inversión social implica destinar una mayor cantidad de recursos a intervenciones que afectan el desarrollo humano de las personas durante los períodos de la vida en los cuales éstas son más maleables y por lo tanto, existe el potencial de obtener mayores retornos a esa inversión. |