| Resumen: |
Una de las terribles características de este problema de salud, es que no sólo afecta
biológicamente a las personas que desarrollan la enfermedad, sino que además trastorna
y deteriora progresivamente su entorno familiar, laboral, económico, político y social. En
todo el mundo ha sido documentado que el VIH/SIDA genera reacciones de rechazo que
se traducen en estigma y discriminación y, por ende, en el aislamiento y el consecuente
daño psicológico para las personas que viven con el virus o la enfermedad.
Esta situación llega a ser tan grave, que la muerte social puede adelantarse a la
biológica, haciendo que las personas afectadas sufran el maltrato de una sociedad que
actúa de forma despiadada e ignorante, que maneja un doble discurso moral, haciendo
con esto aún más difícil que las personas con mayor riesgo quieran acercarse a los servicios
públicos de salud.
Desde el inicio de la epidemia en México en 1983 y hasta marzo del 2008, se han
registrado 118,624 casos acumulados de personas con SIDA.1 El grupo más afectado es
el que se encuentra entre los 15 y 44 años de edad, es decir, el de personas en plena edad
reproductiva y económicamente activa, tanto en hombres como en mujeres. Los casos
acumulados de SIDA en este grupo suman 92,280 (78.5%), con una cantidad mayor de hombres, con 76,785 casos (83%), que de mujeres, con 15,495 casos (17%). Según estimaciones
de 2006 realizadas por CENSIDA y ONUSIDA, se considera que en México existen
182,000 personas con VIH y de acuerdo con los registros de mortalidad INEGI/SS del
2006 han habido 4,944 defunciones por SIDA.2
Como el resto del mundo, México ha enfrentado el gran reto de prevenir, detectar,
atender, controlar y mitigar las consecuencias del VIH/SIDA. Para ello, ha sido necesario
capacitar a la mayor brevedad posible, recursos humanos para realizar actividades
de educación que promuevan formas de prevención del VIH entre la población general,
así como en grupos específicos cuyas prácticas sexuales, estilos de vida, culturas y
tradiciones, pueden ponerlos en una situación de vulnerabilidad frente a este virus. El
trabajo no ha sido fácil y ha demandado contar con múltiples programas de capacitación,
involucramiento de organizaciones de la sociedad civil e incluso de las propias personas
que viven con el virus a través de distintas y muchas veces novedosas modalidades de
participación.
Como parte de las múltiples estrategias para capacitar a los responsables de salud
en la prevención del VIH, CENSIDA ha organizado una serie de cursos y diplomados
con el propósito de que el personal de salud pueda conocer y analizar las características
biológicas del VIH/SIDA, así como reflexionar sobre sus implicaciones en todas las esferas
de la vida de los seres humanos, y así poder ir eliminando los mitos que provoca la
desinformación y estar en posibilidades de proveer mejores servicios de salud a quienes
viven con VIH o padecen el SIDA.
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