| Resumen: | En una economía globalizada y basada en el conocimiento, la educación es un
tema cada vez más crítico para el futuro de América Latina y el Caribe, pues
es el instrumento clave para competir. Los esfuerzos que se han hecho hasta el
momento en materia de acceso han sido masivos y muy importantes, pero en
el camino de la expansión se ha quedado rezagada la calidad. No en vano en
varias ciudades de la región se han registrado recientemente manifestaciones
multitudinarias de estudiantes que expresan su insatisfacción al respecto. Ante
los cambios acelerados que sufre la economía mundial, tanto por razones de su
propia dinámica como de la crisis reciente, los jóvenes no confían en que estén
siendo preparados de manera adecuada y con las competencias y habilidades
que requieren para insertarse en el campo productivo.
Por un lado, los logros son evidentes: acceso generalizado a la educación
primaria y ampliación significativa de la cobertura de la secundaria, crecimiento
sustancial de la proporción de jóvenes que alcanza la educación superior
e incluso una expansión notoria de la cobertura de la educación preescolar.
Todo ello está contribuyendo a mejorar nuestros resultados educativos, sociales
y económicos de largo plazo, así como a reducir la brecha que nos separa del
mundo desarrollado.
Por otro lado, tenemos por delante el enorme desafío de la calidad. Infortunadamente,
las pruebas internacionales que como PISA y TIMSS nos permiten
compararnos con las economías avanzadas, nos dejan muy mal parados. Por
donde quiera que se miren, los resultados muestran que el estudiante promedio
latinoamericano no domina los conocimientos básicos correspondientes a su
edad ni los puede aplicar correctamente en situaciones de la vida real. |