| Resumen: |
Comer y beber son necesidades esenciales de todo ser humano, en toda cultura y sociedad, y su carencia produce, evidentemente, daños graves y objetivos. Por ello, el alimento y el agua potable devienen en exigencias morales universales en términos del derecho humano a comer y a beber, uno de esos derechos que dan y preservan la vida. Sin embargo, la humanidad vive sumida en una gravísima e intolerable situación de hambruna a la que contribuyen algunos factores estructurales como las políticas comerciales y financieras internacionales, la producción de biocombustibles y el abandono de la agricultura de consumo, entre otros. Este panorama obliga a una profunda reformulación de las políticas públicas sobre el alimento y el agua potable, que partan de su conceptualización como bienes públicos y no meras mercancías. |