Proyecto: Observatorio social de Maringá

EFE REPORTAJES.

ASUNTOS SOCIALES: 22/09/2010

Vigilantes de la corrupción

Empresarios, jubilados y estudiantes de la ciudad brasileña de Maringá han demostrado que cualquier persona puede combatir la corrupción con eficacia en su localidad. Para ello utilizan un modelo de vigilancia que la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha propuesto como ejemplo para toda América Latina.

Carlos A. Moreno

(Con vídeo opcional en TVEFE).

DESTACADOS:.

-- El Observatorio Social de Maringá vigila las licitaciones públicas y fiscaliza las cuentas tanto de la Alcaldía como del Consejo Municipal.

-- Esta iniciativa ha sido la vencedora de la quinta edición del Concurso de Experiencias en Innovación social en Latinoamérica, promovido por la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL).

-- Actualmente, 52 de los 5.565 municipios brasileños cuentan con un observatorio de estas características, y representantes de ciudades de Colombia, Chile, Argentina y Honduras se han interesado por este proyecto.

El Observatorio Social de Maringá es una organización no gubernamental, sin ánimo de lucro y apolítica, creada en 2006 para evaluar y vigilar las licitaciones públicas de esta próspera ciudad de cerca de 600.000 habitantes situada en el estado de Paraná (sur de Brasil). Su misión también consiste en fiscalizar las cuentas tanto de la Alcaldía como del Concejo Municipal.

En su primer año de actividades, mediante la vigilancia de sólo el 1,5 por ciento del total de las licitaciones públicas, el organismo evitó el desvío de 9,6 millones de reales (unos 5,6 millones de dólares).

En el último año consiguió un ahorro de 25 millones de reales (unos 14,7 millones de dólares) con el seguimiento en tiempo real de diferentes licitaciones, desde la preparación del pliego hasta la entrega de la compra o el servicio, y obligó a la Alcaldía a abrir quince procesos para investigar posibles desvíos.

"Los recursos ahorrados no fueron mayores gracias a que ya conseguimos un cambio en la cultura de la administración pública. Los funcionarios cuidan más los recursos públicos cuando se sienten vigilados por los ciudadanos", explica a Efe el empresario Ariovaldo Costa Paulo, uno de los creadores del Observatorio de Maringá.

El éxito se garantizado después de que la propia Alcaldía y el Concejo Municipal de Maringá aceptaron abrir sus cuentas y colaborar con los vigilantes sociales.

La iniciativa fue proclamada el año pasado por la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL) como la vencedora, entre más de mil proyectos, de la quinta edición del Concurso de Experiencias en Innovación Social en Latinoamérica.

La CEPAL la eligió por ser un proyecto "muy eficiente, con alto impacto social y fácilmente adaptable en otras ciudades", ya que, "por ser un trabajo en su mayor parte hecho por voluntarios, no depende de grandes inversiones".

Costa Paulo confía en que el reconocimiento de CEPAL permita que la iniciativa se expanda por toda Latinoamérica. "La forma en que fue concebido el observatorio no tiene nada de genialidad y por eso puede ser fácilmente copiado en cualquier ciudad de cualquier país a bajo costo", asegura.

"Ya tuvimos reuniones con representantes de ciudades de Colombia y de Chile que se interesaron, y fuimos a presentar el modelo en Argentina, Angola y Honduras", explica el empresario, quien señala el alto índice de corrupción que sufren los países de la región.

UN MODELO EN EXPANSIÓN.

El modelo ganó proyección en Brasil en diciembre de 2008 cuando recibió el premio FINEP de Innovación a la mejor Tecnología Social del país, concedido por el Ministerio de Ciencia y Tecnología.

A partir de entonces fue copiado por otras ciudades de Brasil, que buscaron ayuda en Maringá y montaron sus propios observatorios. Actualmente, 52 de los 5.565 municipios brasileños cuentan con observatorio, entre ellas algunas capitales regionales como Florianópolis, Cuiabá y Curitiba, e importantes ciudades como Niteroi, Cabo Frío, Londrina, Foz do Iguazú y Cáceres.

La proliferación de observatorios en todo el país a partir de la experiencia de Maringá permitió la creación en 2008 del Observatorio Social de Brasil (OSB), una red con propósitos y métodos semejantes y que, mediante un banco de datos y reuniones periódicas, promueve un intercambio de las mejores experiencias.

"Nuestro sueño es que todos los municipios de Brasil puedan contar con un observatorio", apunta Costa Paulo, quien en septiembre de 2010 asumió la presidencia del OSB. Calcula que los 52 observatorios existentes impidieron el desvío en el último año de al menos 100 millones de reales (unos 58,8 millones de dólares).

El OSB, dirigido desde Maringá, estableció un modelo que puede ser adoptado en cualquier municipio y firmó acuerdos con diferentes entidades para ayudarlas a implantar la experiencia. Por medio de esos acuerdos les ofrece apoyo, capacitación y cursos sobre ciudadanía fiscal.

Este observatorio ofrece gratuitamente a los municipios interesados un software propio desarrollado específicamente para controlar licitaciones y gastos públicos municipales, y otro que permite la comunicación en internet entre todos los observatorios.

La iniciativa ha conseguido demostrar que la única respuesta del ciudadano a la corrupción no se limita a la indignación y la protesta, y que no basta con sentarse a esperar que las autoridades, algunas veces también contestadas o sin credibilidad, anuncien investigaciones exhaustivas.

"No podemos cambiar el mundo solos, pero podemos comenzar por cambiarnos a nosotros y por cuidar de nuestra casa y de nuestra ciudad. Juntos tendremos fuerza para cambiar el municipio, el país y el mundo", asegura a Efe Eduardo Araújo, ex presidente del Observatorio Social de Brasil.

"En lugar de delegar la función de vigilar las cuentas a órganos como tribunales de cuentas, fiscalía, procuraduría o policía podemos hacerlo nosotros directamente", afirma Araújo.

DE LA INDIGNACIÓN AL OBSERVATORIO.

El propio Observatorio de Maringá nació precisamente como reacción a un escándalo de corrupción que sacudió a esta ciudad hace más de diez años.

En 1999 fue descubierta una red de corrupción que había desviado 100 millones de reales (unos 58,8 millones de dólares) de los cofres públicos con la complicidad del Tribunal de Cuentas Municipal y de fiscales. Apenas el 1 por ciento del total de ese dinero fue recuperado.

La indignación dio paso a la acción y al nacimiento del primer observatorio.

Además de vigilar las licitaciones, los observatorios crearon mecanismos capaces de evitar fraudes, desvíos y despilfarros.

El observatorio de Maringá, por ejemplo, convenció a la Alcaldía para que utilizara una central única de abastecimiento con la que realizar las compras de toda la municipalidad, que antes eran hechas por las diferentes secretarías a precios mayores.

Las otras ciudades que forman parte del programa también desarrollan sus propias innovaciones y las comparten con el resto.

El observatorio de la ciudad de Toledo, también en Paraná, por ejemplo, creó un software con indicadores que permite medir el desempeño de la administración pública con criterios empresariales.

"Lo que queremos es una gestión pública más profesional", explica a Efe el presidente del Observatorio Social de Toledo, Hermes Joao Inácio.

La OSB se propone crecer en todo Brasil y crear incluso observatorios para fiscalizar las cuentas de los gobiernos regionales y del Gobierno federal.

Según Costa Paulo, las asambleas legislativas de Paraná y de Río Grande do Sul ya se comprometieron a apoyar la creación de observatorios que fiscalicen las cuentas de estos dos estados.

"Tenemos que crecer hasta llegar al Gobierno federal, que es el responsable por los mayores gastos y en donde hay más corrupción", según el presidente del OSB quien sueña con que llegue el día en que, por haber cumplido una labor "tan eficiente" en la implantación de una ciudadanía fiscal, los observatorios sean "obsoletos".

Carlos A. Moreno.

EFE REPORTAJES.

Fotografías


El nuevo presidente del Observatorio Social de Brasil (OSB), Ariovaldo Costa Pinto, muestra la lula que es el simbolo del observatorio durante su toma de posesión en la ciudad de Maringá el pasado 13 de septiembre de 2010.


Reunión del Observatorio Social de Brasil celebrada en la ciudad de Maringá el pasado 13 de septiembre de 2010.


El nuevo presidente del Observatorio Social de Brasil, Ariovaldo Costa Paulo, se dirige a los miembros de este observatorio en una reunión mantenida en Maringá el pasado 14 de septiembre de 2010.


El antiguo presidente del Observatório Nacional Eduardo Araújo (i), pasa la lupa ( Simbolo del observatorio do Brasil ), a Ariovaldo Costa Paulo, nuevo presidente del observatorio en un acto celebrado en Maringá el pasado 13 de septiembre de 2010.


Los miembros de la OSB se proponen crecer en todo Brasil y crear incluso observatorios para fiscalizar las cuentas de los gobiernos regionales y del Gobierno federal. En la imagen, reeunión del Observatorio Social de Brasil el pasado 14 de septiembre en Maringá.



Reunión del Observatorio Social de Brasil el pasado 14 de septiembre en Maringá.