Proyecto: Observatorio social de Maringá

A finales de los años noventa e inicios de 2000, fueron de conocimiento público grandes desvíos de recursos estatales en la ciudad de Maringá. A pesar de que se juzgó y condenó a los funcionarios involucrados, el dinero nunca regresó a las arcas del estado.

Frente a esta situación, a comienzos de 2004, líderes de la ciudad sin vinculación política partidista, representando a la Receita Federal, la Asociación Comercial, la Universidad Estatal, el Centro Universitario de Maringá, la Orden de los Abogados de Brasil, el Club Rotario, el Club de Leones, la Secretaria Municipal y Estadual de Educación, entre otros, decidieron fundar la Sociedade Eticamente Responsável – SER. Su objetivo es estimular el ejercicio de la ciudadanía, movilizar el trabajo voluntario en acciones de responsabilidad social, educación fiscal, ambiental, civismo y cultura; así como desarrollar actividades que estimulen el comportamiento ético entre los maringueses.

En el área de Educación fiscal (o Ciudadanía fiscal), las ideas centrales son el reconocimiento social de los impuestos, como única fuente sustentable de recursos para concretar la justicia social y; el correcto y transparente uso de los gastos públicos. Responden al convencimiento de que si se cumplen estas dos condiciones cualquier municipio podrá cumplir con éxito las Metas de desarrollo del milenio.

Después de dos años de trabajo en sensibilización en los anteriores temas con niños, adolescentes y adultos, utilizando el teatro, los concursos de redacción, películas, seminarios, etc., que gracias al apoyo de empresas llegaron a millares de personas, se llegó a la conclusión de que el desafío era la acción.

Es necesario utilizar el control social como el medio para lograr una verdadera transparencia en los gastos públicos locales. En 2006 surge el Observatorio Social de Maringá, con la convicción de que es indispensable actual de manera preventiva para evitar el desvío y la malversación de los recursos públicos.

Con el fin de impedir la corrupción, se da un seguimiento, en tiempo real, a los procesos de licitaciones desde la preparación de los pliegos hasta la conclusión del proceso y la entrega a satisfacción del bien o servicio adquirido.

A partir de 2008 este trabajo se extiende al Consejo de la ciudad, ampliando la acción más allá de las licitaciones, a la supervisión de todos los demás gastos en los que se incurre. Esto hace posible una reducción de gastos en cosas tales como viajes, teléfono, combustible y personal. Se logra una disminución del número de funcionarios nombrados por razones políticas, presionando la realización de concursos públicos para la contratación del personal tanto en el Consejo como en la Prefeitura.

El proyecto cuenta con funcionarios de la organización, capacitadores y voluntarios. Entre otras labores, acompañan los procesos de licitación en las tres fases: la auditoria jurídica, donde se revisan los pliegos, las empresas, las condiciones; la económica o fiscal, que estudia el presupuesto, precios, calidad y cantidad; y, finalmente, la entrega del producto, fase en la cual se asegura la calidad y consistencia según solicitado. Para realizar este proceso desarrollaron un programa computacional que permite el seguimiento detallado de cada fase.

El Observatorio Social ha logrado ahorros significativos de recursos públicos. En los nueve primeros meses se ahorraron más de cinco millones de dólares, gracias a la disminución en los precios pagados por medicamentos, automóviles y material escolar, entre otros. Hoy, no es posible calcular la reducción en gastos, dado que ya se ha logrado un cambio cultural frente a los dineros públicos.

La actuación del Observatorio en la prevención de la corrupción, el incentivo a que todos paguen los impuestos que les corresponde y la correcta definición de los gastos públicos es reconocida por las instituciones locales y nacionales. En 2008, recibió el Premio FINEP, otorgado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología como uno de los cinco mejores casos de Tecnología Social de Brasil.
Actualmente la metodología desarrollada por el Observatorio se utiliza en más de treinta y cinco ciudades en el Brasil.