| Resumen El  Acompañamiento  Telefónico  a  Mayores  (ATM)  es  un  servicio  gratuito  que 
  prestan  62  adultos mayores  voluntarios,  en  su mayoría mujeres,  que  viven  en 
  Córdoba,  Argentina.  Ellos  atienden  las  líneas  telefónicas  para  acompañar  a 
personas solas, angustiadas, en crisis o que simplemente necesitan     a alguien 
que los escuche. Los voluntarios trabajan en turnos rotativos de tres horas.  	   El  proyecto  es  coordinado  por  la  ONG  Centro  de  Promoción  del  Adulto  Mayor 
	   (CEPRAM),  institución que selecciona   a  los voluntarias,  los capacita y  luego  les 
	   da  seguimiento  de  apoyo  en  su  labor.  La  capacitación  busca  desarrollar  las 
	   herramientas  necesarias  para    contener  e  intervenir  en  las  crisis  de  personas 
	   mayores que  se  comunican  con  el programa. Así,  los voluntarios adquieren  los 
	   instrumentos necesarios para cumplir su tarea de forma eficiente y eficaz. 
 CEPRAM abre cada año una convocatoria dirigida a voluntarios y voluntarias que 
	   quieran  incorporarse  al  servicio.  Su  perfil  es  el  de  adultos mayores  con  buen 
	   humor  y  habilidades  de  escucha,  capaces  de  sobreponerse  a  crisis  y 
	   adversidades, dispuestos a donar cinco horas semanales de su tiempo.
 
 Los  postulantes  son  entrevistados  por  un  equipo  psicólogos  y  quienes  resultan 
	   seleccionados  ingresan    a  un  programa  de  30  horas  de  capacitación,  para 
	   aprender de  la práctica de  los y  las compañeras más antiguos, escuchando sus
 intervenciones  telefónicas.    Una  vez  concluido  este  proceso  se  firma  un  “contrato”  de  trabajo  por  un  año,  que  se  renueva  anualmente  si  el  voluntario 
	   está dispuesto a continuar.
 	   Para dar a conocer el servicio entre  la población de adultos mayores se utilizan 
	   programas radiales, notas periodísticas gráficas y de televisión. 
 Existe  un  procedimiento  común  a  todos  los  voluntarios  para  abordar  una 
	   llamada:
 
 1.  Establecer  el  contacto:  escuchar  cuidadosamente,  comunicar  aceptación  e 
	   identificar hechos y sentimientos de importancia.
 
 2.  Dimensionar  el  problema:  a  través  de  preguntas  abiertas  y  solicitando 
	   información  concreta  se  establece  el  posible  riesgo  de  la  situación  y/o  su 
	   peligrosidad, el motivo de consulta y las prioridades.
 
 3.  Búsqueda de soluciones: alentar la lluvia de ideas y explorar los recursos con 
	   que cuenta la persona así como su entorno.
 
 4.  Investigación de las acciones concretas que pueda realizar el usuario, paso a 
	   paso,  en  el  caso  que  corresponda.  Se  alienta  la  toma  de  decisión  de  quien 
	   llama de forma directa.
 
 5.  Cierre y seguimiento: evaluación conjunta con el equipo de psicólogos de los 
	   pasos a seguir, incluso la derivación clínica si se considera necesaria. También 
	   se solicita al beneficiario una evaluación del servicio recibido.
 
 6.  Finalmente, el voluntario llena una ficha de auto-evaluación de su desempeño 
	   y  de  descripción  de  la  llamada,  incluyendo  el  motivo  de  consulta,  las 
	   características de quien llamó y la intervención realizada.
 
 Los  otros  voluntarios  que  comparten  el  turno  o  el  psicólogo  supervisor  pueden 
	   escuchar  la  llamada  para  luego  realizar  apreciaciones,  sugerencias  o  críticas. 
	   Mensualmente y de forma aleatoria, un psicólogo selecciona fichas de evaluación
 y  vuelve  a  llamar  al  consultante  para  evaluar  su  grado  de  satisfacción  y  la 
	   eficacia de la ayuda recibida.
 
 Semanalmente,  los voluntarios se reúnen con un psicólogo en grupos pequeños 
	   de discusión y contención. En estas instancias grupales también se analizan con 
	   el voluntario sus propias ansiedades, creencias y emociones provocadas por  las
 llamadas.
 
 Los  costos  del  proyecto,  aparte  del  trabajo  voluntario,  están  representados 
	   básicamente por  las  llamadas  telefónicas que se  reciben a  través de  líneas 800 
	   sin costo para quien llama, pero sí para CEPRAM. Para cubrirlos, CEPRAM cuenta
 con aportes de pequeños donantes y recaudaciones por  la venta de  libros de  la 
	   serie  editorial  “Publicar  para  no  olvidar:  otra  forma  de  acompañar.  Pequeñas 
	   Historias  de Gente Grande”.  Esta  serie  permite  que  la  sociedad  se  enriquezca,
 conozca y valorice las historias  íntimas de los mayores vinculados a la cocina, a 
	   la niñez o sus amores.
 
 En resumen, se  trata de un programa  innovador de contención entre pares que 
	   favorece  la  inclusión activa de adultos mayores a  través del  trabajo voluntario, 
	   revalorizando sus experiencias vitales y transformándolas en un recurso útil para
 apoyar a los miembros de la comunidad que atraviesan situaciones difíciles.
 |